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viernes, 9 de marzo de 2007

CÁNIDOS

La noche ya ha retomado el control del mundo... se posa sobre la faz de la tierra cubriéndolo todo, protegiéndolo todo, calmándolo todo; la brisa dobla las palmeras, las hace danzar al ritmo de una triste melodia, casi un ritual secreto.

La vida pasa frente a nuestros ojos y el mundo gira a la misma velocidad siempre, no importa lo que suceda, al final nadie es indispensable.

ESTOY MUERTO

¿Estoy muerto?... no lo sé... pero se siente como si lo estuviera.

Quisiera decir que el alba arriba por mi ventana, y que las primeras líneas de luz la atraviesan, pero no es así; el sonido metálico de algún aparato irrumpe imprudente sin ningún tipo de consideración el silencio sagrado que hasta ahora reinaba, solo demostrando cuán fútil es el intento de Sony Ericsson por componer una dulce melodía... Tengo algún estado de conciencia, pero no estoy vivo, sigo muerto, apenas la conciencia suficiente para odiar aquel sonido, apenas la conciencia suficiente para odiar lo que me espera.
Vuelvo a morir. No pude evitarlo...